Justicia Social y Evangelio, una breve reflexión.

Hace unos días tuve la invitación de compartir una breve charla con líderes de las Iglesias del Pacto en México. No se trata de un documento académico ni de un tratado teológico, apenas una simple reflexión que me permito compartirles a continuación:

No me había dado cuenta...

Cuando comencé a investigar del tema me puede percatar de algunos elementos de los que no era totalmente consciente. Este no es el resultado de mi "investigación", es apenas una reflexión pastoral.

1.- Algunos usan el término como una forma de validar ciertos movimientos sociales.

Las palabras como: urbano, post-algo, revolución, radical, independiente, demócrata... social, etc. bien pueden tener un significado real y verdadero pero con frecuencia puede ser un simple elemento de validación. "Lo nuestro es un movimiento social...", "nuestra música es urbana...", "proponemos cambios radicales dentro del cono urbano y que atienda a las necesidades sociales de sus habitantes. No estamos asociados aun partido político, somos... independientes."

2.- Otros como herramienta de manipulación y crítica política.

Todos los candidatos están de acuerdo en implementar políticas de justicia social, al menos en campaña. Eso "social" vende! Siendo  un término popular y legítimo, puede ser fácilmente corruptible. 

3.- Me di cuenta también que las personas con ideologías de izquierda son quienes más proponen acciones que apuntan a la “justicia social” y eso puede “asustar” a la iglesias, además, durante años, la iglesia en América Latina no ha sabido identificar su rol dentro del espectro social y político. En consecuencia, ha optado por un aislamiento del acontecer social y se ha limitado a proveer una respuesta religiosa a la problemática del individuo basándose principalmente en una suerte de escapismo y satanización de lo que acontece: 

“pronto estaremos con el Señor”

“todo en esta tierra está mal, no somos de acá y no debemos involucrarnos en los asuntos del mundo”

Este es un pensamiento que claramente contrario al accionar de Dios en la historia de los hombres mostrado en el texto bíblico. Dios se involucra a tal punto que se encarna por amor al mundo para salvarlo no sólo de un destino en el “más allá”, sino que provee un mensaje muy concreto para el “más acá”: “el reino de los cielos se ha acercado…” “que se haga tu voluntad en la tierra así como en el cielo…” al parecer esos textos están condenados, en ciertos sectores, a ser alegorizados o sobre-espiritualizados.

Hace años la religión fue criticada con justa razón señalando de ella que era “el opio de los pueblos”… ciertamente esa idea viene a mi mente cuando veo a personas tan preocupadas del cielo y tan desapegadas de la tierra, una tierra que Dios mismo declara como "buena" una y otra vez en poema del Génesis 1.

Una reacción

Algunos advierten que no podemos ser insensibles a lo que acontece a nuestro alrededor y para ello se avocan a la oración y está bien, es positivo. Pero lo hacen marcando ciertas distancias: orar por el hambre de África es mucho más sencillo que orar por el hambre de nuestro país y vecinos; orar por la violencia en medio oriente resulta mucho más interesante y escatológico que orar por la violencia en nuestros estados. Es que acaso debemos de dejar la oración por esos lugares? Parafraseando la declaración de Jesús podemos decir que “es necesario hacer una cosa sin dejar de hacer la otra” es decir, bien podemos orar por asuntos “globales” pero sin olvidar que nuestras iglesias están insertas en comunidades concretas que sufren problemáticas concretas.

Una anestesia

Otro de los elementos que noté al tratar de ordenar el tema es que las redes sociales pueden resultar en un excelente placebo que nos haga creer que de verdad estamos haciendo algo en relación a la justicia. Un “like” puede ayudar a esparcir las noticias y tal vez también nos ayude a crear conciencia sobre un tema pero si la interacción virtual no se conecta con algo real, entonces se trata simplemente de una forma más tecnológica de aliviar nuestra conciencia. Donar dos pesos ala Cruz Roja no nos vuelve el ejemplo de misericordia que creemos ser alquerer lucir nuestro sticker en la solapa.

Hablemos de justicia.

Cuando hablamos de justicia social en realidad estamos hablando motivados por haber observado exactamente lo opuesto, es decir, la injusticia social. Hablar de justicia social es hablar desde los oprimidos, de los desposeídos, desde aquellos que de alguna manera necesitan ser equilibrados en el reconocimiento de su dignidad y derechos.

Pero, ¿acaso nos habla de esto el texto bíblico?

Tempranamente y a una nación en formación Dios les declara:

“Porque el Señor tu Dios es Dios de dioses y Señor de señores; él es el gran Dios, poderoso y terrible, que no actúa con parcialidad ni acepta sobornos. Él defiende la causa del huérfano y de la viuda, y muestra su amor por el extranjero, proveyéndole ropa y alimentos.”  Deut. 10:17-18

Ya como nación, el rey más notorio, David, señala en uno de sus cantos:

“El Señor hace justicia
    y defiende a todos los oprimidos.” Salmos 103:6

El libro más crítico de la existencia humana da cuenta de la falta de ella:

“He visto algo más en esta vida: maldad donde se dictan las sentencias, y maldad donde se imparte la justicia.” Eclesiastés 3:16

(Y al leer el pasaje anterior es inevitable observar que luego de milenios de haber sido escrito, sigue siendo tan actual como el diario de esta mañana.)

El testimonio de los profetas es elocuente:

“aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda.” Isaías 1:17

"Así ha dicho Jehová: Haced juicio y justicia, y librad al oprimido de mano del opresor, y no engañéis ni robéis al extranjero, ni al huérfano ni a la viuda, ni derraméis sangre inocente en este lugar." Jeremías 22:3

"Por lo cual la ley es debilitada, y el juicio no sale según la verdad; por cuanto el impío asedia al justo, por eso sale torcida la justicia"Habacuc 1:4

"Y vendré a vosotros para juicio; y seré pronto testigo contra los hechiceros y adúlteros, contra los que juran mentira, y los que defraudan en su salario al jornalero, a la viuda y al huérfano, y los que hacen injusticia al extranjero, no teniendo temor de mí, dice Jehová de los ejércitos." Malaquías 3:5

 

Y Jesús describe su ministerio en una sinagoga citando a Isaías y declarando:

"El Espíritu del Señor está sobre mí,
Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;
Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;
A pregonar libertad a los cautivos,
Y vista a los ciegos; 
A poner en libertad a los oprimidos;" Lucas 4:18

Huérfanos, viudas, extranjeros, pobres, quebrantados, cautivos, enfermos, oprimidos... es desde ellos que la Escritura gime por justicia, por misericordia, por gracia, por amor!

Reflexión final

Una iglesia que no se hace conciente de su rol por actuar en justicia, trabajar por la justicia y denunciar la injusticia ha abandonado su rol profético, no ha entendido qué es el evangelio. 

En cualquier otra religión te puedes aislar del resto, y en nuestro amado cristianismo aún podemos escuchar a personas que dicen “yo no me meto con nadie, esto es entre Dios y yo, el resto no me interesa” Para quienes piensen así tengo malas noticias, el cristianismo es inseparable de su sentido comunitario. Para Jesús le es imposible disociar a la comunidad frente a la pregunta sobre el gran mandamiento; sin que nadie le pida una añadidura él señala que hay un segundo mandamiento semejante a amar a Dios,  amar al prójimo como al propio ser. Y amar implica actuar, no se trata de un mero sentimentalismo,  aquel que dice amar y "querer alcanzar almas para Cristo" debe entender que esas almas no son entes etéreos desconectados del mundo material, son seres integrales hechos a la imagen de Dios y si se decimos que les amamos es imperativo actuar de maneras concretas con una motivación real y genuína hacia ellos.

En México solamente un 20% de la población vive fuera de las zonas de pobreza y vulnerabilidad, el otro 80% o es pobre o es al menos vulnerable a caer en pobreza si es que algún acontecimiento fuera de la normalidad cotidiana les aconteciera.

Amados, tenemos problemas de violencia ejercida por quienes juraron proteger y servir, tenemos abuso sexual, trata de personas, analfabetismo, corrupción.

Debemos sentarnos a hablar de estos temas, debemos proponer planes de acción aterrizados que nos permitan hacer frente a las problemáticas locales de cada congregación, debemos denunciar y tomar posiciones definidas frente a eventos que sacuden al país, como en el caso de Ayotzinapa y Tanhuato. Esto es importante de hacer pero debe de ser hecho de manera responsable y sistemática, teniendo sumo cuidado de que la “justicia social” no termine respondiendo a criterios demasiado subjetivos de parte del observador, en cuyo caso puede terminar siendo “justicia emocional” y ese es un riesgo del que debemos de estar concientes.

La iglesia hoy enfrenta un desafío grande, seremos recordados por nuestro silencio? 

Nuestras acciones motivarán a otros a crear una sociedad más justa?

"Porque tuve hambre , y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis;” Mateo 25:35

¿Serán esas las palabras que escucharemos en el día postrero?

Piensa... te va a gustar!