(Esto surgió después de una conversación con un amigo en la que hablamos de las clásicas manifestaciones espirituales dentro del campo pentecostal y neo-pentecostal.)
No me importa si el domingo, en una reunión multitudinaria te fuiste de espaldas en el momento de la “ministración”; me interesa más cómo enfrentas la vida cuando nadie te ve.
No me importa
qué tan alto puedes saltar mientras celebras durante una canción de
“alabanza” el domingo en la mañana; es como caminas el lunes con ambos
pies sobre la tierra lo que cuenta.
No me importa lo fuerte de tus gritos de júbilo mientras celebras durante la reunión; sólo espero que tu esposa no tenga que escuchar gritos así de fuertes si no están de acuerdo.
No me importa cuánto hables en lenguas durante un tiempo de éxtasis; aunque si me gustaría ver como refrenas esa lengua cuando se trata de chismear.
No me interesa que hagas “pactos con Dios” que no tengan mucho sentido; sin embargo, me gustaría ver que con igual generosidad eres capaz de darle a quién sabes nunca podrá retribuir tu gesto.
No me interesa que creas en apóstoles y profetas modernos; si me interesa y molesta que consideres sus palabras con más importancia que las del libro que llamas tu “regla de fe y conducta”.
En aras de la tolerancia hay miles de cosas que puedo llegar a tolerar o simplemente decir “no me importan”, pero hay algunas con las que no pretendo transar: cómo cuando el ritual sobrepasa a la forma en que vivimos la vida; cuando la importancia de los dones sobrepasa a la del amor; cuando el dar es un buen negocio y no una muestra de gratitud; cuando lo que te hace sentir algún personaje “importante” termina siendo más significativo que la simpleza de las palabras del Cristo.
Piensa… te va a gustar! (o no tanto…)
No me importa lo fuerte de tus gritos de júbilo mientras celebras durante la reunión; sólo espero que tu esposa no tenga que escuchar gritos así de fuertes si no están de acuerdo.
No me importa cuánto hables en lenguas durante un tiempo de éxtasis; aunque si me gustaría ver como refrenas esa lengua cuando se trata de chismear.
No me interesa que hagas “pactos con Dios” que no tengan mucho sentido; sin embargo, me gustaría ver que con igual generosidad eres capaz de darle a quién sabes nunca podrá retribuir tu gesto.
No me interesa que creas en apóstoles y profetas modernos; si me interesa y molesta que consideres sus palabras con más importancia que las del libro que llamas tu “regla de fe y conducta”.
En aras de la tolerancia hay miles de cosas que puedo llegar a tolerar o simplemente decir “no me importan”, pero hay algunas con las que no pretendo transar: cómo cuando el ritual sobrepasa a la forma en que vivimos la vida; cuando la importancia de los dones sobrepasa a la del amor; cuando el dar es un buen negocio y no una muestra de gratitud; cuando lo que te hace sentir algún personaje “importante” termina siendo más significativo que la simpleza de las palabras del Cristo.
Piensa… te va a gustar! (o no tanto…)
¡Bien dicho!
ResponderEliminarMe llama mucho la atención (me interesa) que te creas tan importante como expresarte de esa manera al cuerpo de Cristo. En el cuerpo de Cristo nadie es mayor a nadie, cada uno cumple su función y la cabeza es Cristo. Además, no dices estar en contra de esas manifestaciones canales ,solamente dices que no te interesan.
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