Beetlejuice, Voldemort, Jesús. Cuando el nombre no basta.

 

Intro

Si lo pronuncias tres veces aparecerá... Beetlejuice, Beetlejuice, Beetlejuice!!”… “No pronuncies jamás su nombre (Lord Voldemort)… no querrás haberle invocado.
De adolescente vi la película “Beetlejuice” y me pareció fantásticamente bizarra, Tim Burton tiene esa magia para capturar lo tétrico, lo imaginativo y la comedia en un sólo film y hacerlo exitoso. Por otra parte, la mítica saga “Harry Potter” ha cautivado a toda una nueva generación con sus conjuros, magia y un enemigo de temer, enemigo al cuál no es conveniente ni siquiera mencionar.
¿Los efectos de invocación de Beetlejuice y Lord Voldemort serán aplicables al nombre de Jesús? ¿Se manifestará si le invocamos? ¿Vendrá raudo y aún más poderoso al ser muchos los que claman por él? (al más puro estilo de las deidades griegas?)

Ojo con la contextualización

Leer la Biblia y no darse cuenta de las notables diferencias sociales de aquellos días con los nuestros sería al menos un acto de suprema inconsciencia. Al leer el Antiguo Testamento, los evangelios, las cartas neotestamentarias nos damos cuenta que los elementos culturales en la revelación de Dios son elementos de tremenda importancia. Conocer esos elementos y saber ponderarlos en nuestra cultura es de tremenda importancia para el ejercicio interpretativo. Afirmar por tanto que todo el texto bíblico es de igual aplicación a nuestro tiempo de lo que fue para los primeros receptores es un error, un error gravísimo pues nos hace concentrarnos en lo accesorio de los relatos y no en el mensaje, podríamos decir que se trataría de un error teológico.
Los defensores de la aplicación literal del texto bíblico son caprichosos, sólo ciertas porciones de la Biblia las aplican de manera literal, en cambio, sin ejercicio argumentativo alguno aplicarán de manera figurada otras cosas. Daré un par de ejemplos antes de seguir con la idea de este artículo:
Ejemplo 1: Muchos de los literalistas (los que aplican al pie de la letra) rehusan comer sangre, ya sea en prietas o morcillas, ¿el argumento? la Biblia lo dice, pero estoy seguro que la esposa de ninguno de ellos duerme en un lugar apartado de la casa durante los días de su menstruación.
Ejemplo 2: Los literalistas estarán de acuerdo en tomar las bienaventuranzas y el evangelio como cuestiones de aplicación literal, sin embargo, jamás se les ocurriría aplicar semejantes principios a la hora de hacer gobierno. (en esto los americanos tienen mucho que decir)
Pero esto es una cuestión introductoria al tema que nos convoca.

El uso del nombre.

Cuando mi madre me contó las razones de mis nombres me quería morir! mi segundo nombre me lo puso en honor a un viejo de la montaña que vendía unas nalcas exquisitas (unos tallos silvestres de gran tamaño), básicamente le gustó el nombre y me lo puso. Hoy casi nadie pone los nombres porque tenga algún significado, yo lo hice pero no pretendo que eso cambie de alguna manera la vida de mis hijos. He conocido a verdaderos delincuentes llamados “Jesús” o “Juan Bautista”.
El mundo de la Biblia es otra cosa, el nombre determinaba la identidad de una persona más allá de la designación verbal, era parte indisoluble, inseparable de la esencia de la persona. Es por eso que cuando un nombre ya no era apropiado a la realidad de cierta persona el nombre era cambiado, ya sea por Dios, ya sea por decisión propia. Ejemplo de ello vemos en Jacob, a quién Dios le puso Israel y en el Nuevo Testamento tenemos a Pablo, quien siempre se llamó Saulo y Pablo, pero que convenientemente empezó a usar su nombre romano una vez que empezó a rozarse con los gentiles en su ministerio; el “nuevo” nombre le daba identidad y posición, los “Pablos”eran una respetable familia en Roma.
El nombre por tanto era de suma importancia, en especial cuando consideramos el tipo de sociedad a nivel comunicacional.

Oral / Escrito

El mundo antiguo es un mundo tremendamente diferente al nuestro. Haciendo un ejercicio de contraste a nivel comunicacional podríamos afirmar que, en tanto nuestra sociedad es una sociedad básicamente literaria, la sociedad del mundo antiguo era eminentemente verbal.
Hoy almacenamos nuestros pensamientos, ideas, proyectos, opiniones, etc. de forma escrita, ya sea en papel o de manera virtual. Este blog es testigo de mi evolución en cuanto a pensamiento teológico y estilo al escribir, eso lo puedes comprobar simplemente buscando algún artículo del 2010 y comparándolo con este. El hecho de haber cambiado mi forma de pensar no quita el que se hayan escrito ciertos artículos en determinada orientación, de alguna manera hoy las ideas tienen un valor por si mismas, alguien podría estar de acuerdo con una versión de mi y de la cuál yo mismo difiero en la actualidad, esas son las grandes sutilezas de un mundo que registra y transmite ideas por escrito.
En el mundo antiguo toda la cultura giraba en torno a lo oral. Las tradiciones eran orales. Posiblemente todos los relatos contenidos en Génesis hayan sido primero una tradición oral que luego “Moisés” puso por escrito; aún los evangelios pasaron por el proceso de ser enseñados por Jesús en arameo, transmitidos por vía oral en arameo/hebreo, traducidos al griego y posteriormente escritos. Esto puede sonar extraño para nuestros oídos occidentales pero cada cultura en la antigüedad, aún todas las culturas precolombinas, estaban basadas en un sistema de transmisión oral del conocimiento.
Cuando sumamos los elementos antes vistos podemos entender la importancia del nombre de una persona. Conocer el nombre de una persona era conocer la esencia de esa persona, Dios mismo se reveló progresivamente a su pueblo con distintos nombres que iban mostrando el carácter, atributos y poderío del único Dios verdadero.

El nombre de Jesús no basta.

Los judíos tenían en suprema estima el nombre de Dios, para ellos era prohibitivo usar el tetragramatón (YHWH) y en su lugar usaban circunloquios que evitaran ese uso o el mencionar la palabra “Dios” si quiera, es así que vemos en los evangelios hablar del “Reino de los Cielos” (Reino de Dios). Anterior a los evangelios, una de las formas de mencionar a Dios era con la palabra “Hashem” que significa literalmente “el nombre”, no necesitaban mencionar el “nombre de Dios” pues le conocían, tenían una relación con Él que era trascendente a si usaban o no su nombre.
Este es el mundo y el contexto en el que “el nombre de Jesús” entra en escena. La frase mágica “en el nombre de Jesús” no era mágica para la época, el significado iba más allá, el nombre transmitía los atributos de la persona que lo poseía. Hablar del nombre de Jesús era hablar de Jesús mismo, de su persona, no tenía ningún poder mágico, muchos otros en el siglo primero se llamaron Jesús pero sólo uno era el “verbo hecho carne”.
Usar el nombre Jesús sin conocer a Jesús es absurdo y claramente supersticioso. Conocer a Jesús y usar su nombre como cábala también lo es.
  • “Ah! no tuviste respuesta porque no dijiste en el nombre de Jesús”…
  • “¿Qué te crees tú hablando con Dios sin decir “en el nombre de Jesús vengo a ti”? Dios no escuchará esa oración?…
  • “¿Cuando esté siendo atacado por Satanás repita en su corazón Jesús, Jesús, Jesús… y luego grítelo, JESUS!! le aseguro que Satanás saldrá huyendo.”
Te resultan familiares esas frases?
El nombre de Jesús no basta, no les bastó a los hijos de Esceva en Hechos 19:14-16
“Había siete hijos de un tal Esceva, judío, jefe de los sacerdotes, que hacían esto. Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois?  Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos.”
Ni a los milagreros y profetas de Mateo 7:22-23
“Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.”

Conclusión

Hay mucho que escribir de este tema y del como anónimamente el nombre de Jesús puede ser usado (Hechos 17:23) pero terminaré con un par de preguntas: ¿conoces a Jesús o sólo usas su nombre pretendiendo espantar al “cuco” o como píldora sanatodo? ¿No será que de tanto usar el nombre de Jesús en un sinsentido religioso, hemos terminado por usarlo en vano y supersticiosamente?

Piensa… te va a gustar!

1 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo, pastor Cesar. Incluso, pasa por mi mente el hecho de que los apóstoles bautizaban en el Nombre de Jesus no era usando una formula bautismal, sino como senal de autoridad.

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