"Existen procesos que son más "seguros" que otros. Con seguros me refiero a que mantienen las cosas en su lugar, no provocan turbulencias, se adaptan bien al "status quo". Lamentablemente creo que desde hace un tiempo me desafilié de ese tipo de equipos, con las consecuencias propias de esa decisión.
Enseñar qué pensar es de esas cosas muy seguras. Es sencillo reducir algo a unas cuantas sentencias y luego exigir que se aprendan. Lo complicado y peligroso es enseñar a pensar. No nos gustan los resultados inesperados, no queremos toparnos con ideas demasiado innovadoras, ideas que obliguen a replantear todo lo conocido, algo así como lo que hizo Einstein al contradecir y refutar al más respetado de los científicos de la historia, Sir Isaac Newton.
Una teología metafórica obliga a aquel que escucha a pensar, en cambio una teología conceptual se limita a exponer la idea/concepto y espera que la contraparte reciba, asiente, memorice y repita.
En un mundo de reflexión teológica dominado por teólogos conceptuales, el mundo de las metáforas de Jesús (y hasta de Pablo) es sometido a una reducción absurda, a una simplificación proteccionista que pretende de jar las cosas claras, sin cabos que atar; algo así como dejar de lado las tensiones y problemas hermenéuticos que el mismo texto bíblico propone con tal de dejar claro lo que se desea afirmar y de esa manera crear un vallado en contra de la herejía."
Fragmento de la Introducción al libro "Metáforas, una relectura dramática a las parábolas de Jesús". Lanzamiento Primer Trimestre 2015
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