Jesús me pone incómodo

Comodidad
A veces uno quisiera que los líderes espirituales comunicaran la sensación de comodidad con sus enseñanzas y ejemplos, que fueran capaces de transmitir paz. Muchos necesitan esa paz al momento de tomar decisiones, algo así como: "siento tan bien en mi corazón que tengo la certeza de que esto le agrada a Dios..."

No obstante, seguir a Cristo pareciera ser siempre un seguimiento por el camino del desconcierto, de la incomodidad. 

Incomodidad
En nuestros pequeños cristianismos es sencillo "predecir" lo que Dios hará. Lo hemos sistematizado a tal punto que podemos augurar cuál sería la reacción de Dios frente a cierta situación y tenemos versículos para probarlo!! Todo se reduce a un esquema de blanco y negro, sin embargo la vida no parece ofrecer tal dualismo, más bien se advierten muchas zonas grises.

Traen una mujer adúltera a Jesús, sus acusadores esperan que, de acuerdo a lo afirmado por la ley, la mujer sea ejecutada por lapidación… Jesús no le condena, simplemente le consuela y anima a corregir su conducta.

Jesús está a la mesa de un fariseo respetable que no fue muy respetuoso con su invitado y una mujer irrumpe, le unge, se suelta el cabello en público y toca sus pies, todos en la habitación esperan que Jesús condene el gesto irrespetuoso e inapropiado de esta intrusa… Jesús le señala como ejemplo, perdona sus pecados y la envía en paz.

En una aldea de Betania los discípulos se reúnen a los pies de Jesús para escuchar sus enseñanzas, una mujer se acerca y se sienta de la misma manera que el resto a escuchar… no es su lugar, un rabino que se respete no acepta mujeres dentro de sus discípulos, no son dignas de reproducir en la siguiente generación las enseñanzas del rabino, hasta la hermana de esta mujer lo sabe y hace el reclamo… Jesús le responde diciendo que de las cosas que había para hacer, esta que se sentó escogió la mejor.

En el discurso insignia de su doctrina desafía todo lo establecido con su clásico "oísteis que fue dicho... más yo os digo..." Y con ello desafía aún a la misma Toráh y sus escuelas de intereretación.

Seguir a Jesús es una constante crisis. Su comportamiento no se condice con lo que se supone que un "hombre de Dios" debe hacer.
  
Todo Resuelto
Hoy tenemos la arrogancia de saber lo que Dios piensa sobre ciertos asuntos y lo cierto es que sólo tenemos sospechas, sin embargo, nuestra mente pareciera necesitar respuestas concretas, como si un cristianismo que no ofrece una solución prístina a toda la problemática existente fuera imposible de subsistir. Las cartas pastorales de los apóstoles, esas que ofrecen respuestas a situaciones específicas de una comunidad local se han vuelto tratados de doctrinas sistemáticas que, si bien son útiles, a veces parece que dan por concluida la búsqueda de Dios. Los dilemas están resueltos, las respuestas están listas para ser aprendidas. Tenemos la capacidad para decir quienes se salvan y quienes no y algunos hasta se atreven a decidir qué estilos musicales son del agrado de la deidad!!
  
Unas preguntas para la reflexión
¿Dónde dejamos el ejemplo de aquel que declaró: "El que me ha visto a mí, ha visto al Padre…" y con ello nos dice: "¿quieres ver cómo piensa y actúa el Dios Todopoderoso? mírenme!!"

¿Cuándo fue la última vez que sentiste que Dios se te salió de tu caja y quisiste empujarlo para que volviera a ella?

¿Cuándo fue la última vez que lo que sentías o la situación que tenías en frente no podías resolverla simplemente repitiendo versos bíblicos como loro?

Quien sigue a Cristo debe olvidarse de la "zona de confort", debe dejar atrás la solución fácil, la definición de diccionario, la respuesta del manual de doctrina y la metralleta de condena; quien sigue a Cristo debe entender que muchas de las mejores decisiones no traen la paz al corazón, al contrario, lo agitan cada vez más, al punto de sudar "gotas de sangre".

Pero quien sigue a Cristo puede estar seguro de al menos una cosa: ese Cristo que nos mueve el piso con sus dichos y acciones es el mismo que prometió estar todos los días hasta el fin del mundo y hasta donde yo sé, ese fin aún no llega, no estás solo. 

Piensa... te va a gustar!