Padre Nuestro. Una propuesta de relectura.


Papá, estás tan alto y al mismo tiempo tan cerca nuestro, no te importan nuestras palabras imperfectas pues tu amor sabe de nuestras necesidades y temores aún antes de mover los labios.

Muéstranos una vez más tu santidad y desafíanos a vivir en ella; esperamos la manifestación plena de tu reino pero tus hijos queremos que hoy sea evidente para la humanidad, que una porción del reino ya está instalada en la tierra, en nuestros corazones y cada vez que nos reunimos en tu nombre. 

Sabemos que nuestra maldad estorba, pero queremos que de la forma en que tu voluntad se hace en cielo se haga en la tierra, algo así como traer ese cielo a la tierra… al menos de alguna manera.

Líbranos del temor a la escases, ayúdanos a confiar que el pan que hoy tenemos es el anticipo de la gran cena al final de los tiempos, cuando reconciliarás todas las cosas en Ti; enséñanos a compartir lo recibido y líbranos del egoísmo de acumular bienes que perecen.

Nos perdonaste sin que pidiéramos tu perdón, reconciliados en Ti hemos hecho lo mismo con nuestro prójimo y nuestra alma ha experimentado libertad de la amargura y el rencor. Hoy, siendo conscientes de nuestra imperfección, clamamos una vez más diciendo: perdona nuestra maldad.

Enséñanos a tener una relación estrecha contigo para que frente a la tentación de hacer lo malo, podamos resistir y no caer en las redes de maldad.

Amén.

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