"¿De verdad crees en lo que me dices?" Profecía, eunucos y el evangelio



Hay historias que son un verdadero golpe a la tradición, historias que impulsan la forma en que entendemos el evangelio. Una de mis favoritas es la de Felipe y el Eunuco. (Hechos 8:27-40)

Un elemento interesante es que el Felipe que aquí encontramos no es uno de los apóstoles sino uno de los “diáconos”. Él había sido apartado para servir mesas no para predicar!! Eso nos muestra que la iglesia primitiva no era una iglesia perfecta, a veces sus integrantes tomaban una decisión que luego, en el camino, era corregida por el Espíritu Santo. Ser conscientes de esta imperfección nos puede ayudar a tomar el libro de los Hechos más como un libro testimonial que como un manual de procedimiento eclesiástico.

El eunuco va leyendo al profeta Isaías pero no entiende lo que lee, Felipe es invitado a explicarle y, usando el pasaje de Isaías 53:7 como punto de partida, le explica como en Jesucristo se cumplían todas las promesas hechas a Israel. El tiempo se había cumplido, el eskatón encontraba la plenitud en la vida del Nazareno.

Durante cientos de años, millones de personas habían sido relegadas a una relación de segunda categoría con Dios, algunas por nacionalidad, otras por defectos o impurezas, sin ir más lejos, ningún eunuco podría ser parte del pueblo de Dios, a lo sumo alcanzarían la categoría de “Temerosos de Dios”, que es la designación que vemos en el NT para aquellos gentiles que adoran al Dios de los judíos pero que, por alguna decisión personal o por algún impedimento físico como en este caso, no eran parte formal del “Pueblo de Dios”.

El eunuco sabía de su impedimento, de seguro muchos se lo habrían hecho notar. Ni su condición genital ni su estatus social eran de ignorar, él sabía perfectamente hasta podía llegar, eso hasta que apareció Felipe.

El eunuco pregunta:

“Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado?” v.36

El Eunuco sabe qué es lo le impide ser bautizado!! Entonces ¿cuál es el sentido de la pregunta?

Si Jesús era el Cristo y en él se cumplían todas las promesas de Dios a Israel, entonces las puertas estaban abiertas también para los gentiles y aún para los eunucos (Isaías 56:3-7)  la pregunta tiene sabor a “¿de verdad crees todo lo que me estás diciendo?”

Felipe se encuentra frente a una decisión teológica y pastoral, todo el peso de la tradición del judaísmo cae sobre sus hombros, está a punto de re-interpretar su teología desde Cristo, tal vez ya lo ha hecho como ejercicio intelectual pero ahora la re-interpretación se viste de realidad, tiene nombre, tiene alma… “Si crees de todo corazón, bien puedes…”

Cuando leo esta historia me pregunto si mis re-lecturas soportarán el peso de la realidad golpeando mi rostro, si el mensaje de amor simplemente se ve bonito en un texto pero no tanto cuando huele a sudor mezclado con tierra, o a perfume barato mezclado con las sábanas de algún motel, sólo por mencionar un par.

¿Estamos dispuestos a llevar el mensaje de Jesús hasta las últimas consecuencias? ¿Estamos dispuestos a hacerlo propio?

Piensa, te va a gustar!

1 comentarios:

  1. Estimado hace como 5 años escuché esta misma re- lectura a través de un muy buen Pastor, me impresionó como cristiana tradicional su ponencia del tema, pero lo que me quedó claro es que el eunuco "era temeroso de Dios" por lo cual se puede entender que no vivía una vida licenciosa, por lo que volvemos al comienzo que Dios no desprecia a los que vienen a él con un corazón dispuesto a conocerle y los llama hijos.-

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